historia de la educación artística


La enseñanza artística ha ido modificándose a lo largo de la historia según los valores predominantes en cada momento, las expectativas puestas en la educación,y las funciones que se le asignaban.

En la Antigüedad, la preocupación por la formación de un ciudadano consideraba la educación artística como uno de los aspectos a tener en cuenta, y se incorporaba como materia escolar, aunque se consideraba con una relevancia menor a las disciplinas de leer y escribir, la gimnástica y la música.
La justificación de esta educación se basaba en dos funciones: la utilidad a la hora de comprender medidas y proporciones en relación con objetos cotidianos,  y especialmente la capacidad de apreciar la belleza.

En la Edad Media la creación artística se profesionaliza al considerarse un oficio manual, y por lo tanto su enseñanza deja de pertenecer al ámbito escolar para pasar al profesional a través del aprendizaje en los talleres, caracterizado por un interés único en los aspectos procedimentales de la creación. La imitación y la experiencia, provenientes ya de la época antigua, siguen estructurando el discurso sobre la mejor forma de aprender los conocimientos.

Con la reivindicación de los artistas de la liberalidad de su actividad en el Renacimiento en contraposición a la condición gremial propia de la Edad Media  se inicia un debate sobre la condición del artista como genio creador que se mantendrá hasta la actualidad.
Esta nueva condición demanda una formación adecuada para el artista, apareciendo las academias de dibujo que evolucionarán hacia las escuelas de Bellas Artes, con un programa de estudios basado en ejercicios de dibujo que imitan el natural junto con unos ciertos conocimientos de teoría e historia del arte.

Es en el siglo XIX, con el contexto de la industrialización y los ideales de la Ilustración,  cuando se vuelve a recuperar la enseñanza artística como materia escolar para el conjunto de la sociedad, y no solo para artistas o artesanos.
La función de esta enseñanza se enfoca a promover el dibujo como medio para el desarrollo tecnológico y la fabricación industrial.
Se distingue entre dibujo artístico y técnico, aparecen los primeros manuales sobre su didáctica y su enseñanza se basa en la aplicación de conceptos de comprensión de formas, con sus distinciones y semejanzas, de abstracción y generalización, a través de su aplicación en laminas de dibujo

Los personajes más relevantes relacionados con este enfoque fueron Pestalozzi y su discípulo Froebel, que introdujo el juego en el sistema de su maestro.

Hacia la primera mitad del siglo XX , influidos por múltiples factores entre los que destaca la importancia de la psicología evolutiva en cuanto a la comprensión de la mente del niño y una nueva forma de mirar el arte, se descubre en el dibujo infantil una manifestación única y propia que tiene la infancia de comprender el mundo.

La espontaneidad y libertad que le caracteriza abre un debate sobre la necesidad de que la educación escolar motive estos modos propios de expresión, cristalizándose en la tendencia de la autoexpresión creativa, ya en la segunda mitad del SXX,  que valora el proceso de desarrollo personal en lugar del resultado y cuyo máximo exponente será el pedagogo Víctor Lowenfeld.

En esta época ocurren dos acontecimientos importantes para el posterior desarrollo de la educación artística; la fundación de la Sociedad Internacional de Educación a través del Arte (INSEA) en 1954, y la elaboración de una Carta Magna de las Enseñanzas Artísticas promovida por la UNESCO y la Oficina Internacional de la educación, que refleja las orientaciones que las administraciones educativas deberían seguir en sus enseñanzas,
Esta carta,  con su reflexión sobre los medios audiovisuales  de comunicación de masas, ejercerá una gran influencia en las nuevas ideas sobre educación artística.

Ejemplo de esta influencia serán  los argumentos "ver es pensar", enunciada por Rudolf Arnheim, y "las artes visuales constituyen un lenguaje", cuyas consecuencias educativas se reflejarán en una superación de la consideración del dibujo como medio de expresión para constituir una forma de pensamiento y de comunicación.

Para concluir esta historia, hacia 1980 surge la Educación Artística basada en la Disciplina (DBAE) como una revisión disciplinar de la concepción de la actividad artística como un proceso creativo espontáneo y natural para entenderla mas bien como una elaborada construcción de conocimientos especializados que son distintivos de cada cultura.
Su principal promotor es Elliot Eisner, y su objetivo fundamental es el desarrollo de las habilidades y conocimientos del alumnado para comprender y apreciar el arte, para lo cual se deben conocer las teorías y conceptos artísticos, así como tener una experiencia creadora.

En la actualidad estas ideas también han sido cuestionadas y revisadas por su excesiva institucionalización  y elitismo, a favor de una educación que pueda incorporar de manera ágil otros aspectos emergentes en la sociedad, como la pedagogía critica.


Personalmente considero que mantenemos un planteamiento de las enseñanzas artísticas surgido al calor de los valores de la Ilustración. Los conceptos de verdad y progreso con la educación como instrumento para alcanzar la plenitud han fraguado en una concepción excesivamente procedimental y acrítica de la educación artística, que aunque haya ido evolucionando ligeramente según las distintas tendencias, considero que sigue teniendo un problema fundamental, y es que la sociedad, en la que incluyo al sistema educativo, aun no se ha parado a reflexionar sobre la importancia de la educación artística como instrumento para pensar, comprender el contexto y de esta manera poder intervenir sobre él.

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