El arte como sistema cultural

No me gusta escuchar a un artista explicando su obra, ya sea un poeta o un pintor, sin embargo, me encanta escuchar la visión que éste tiene del mundo. Me imagino que considero que la explicitación destruye la magia del acto creativo.

Sin embargo, en relación al enfoque profesional de la reflexión artística, comulgo con Geertz en la afirmación de la existencia de una minoría, llámese profesionales del arte, que se las han arreglado para convencerse a si mismos de que el debate técnico sobre el arte es suficiente para una comprensión completa de éste. Supongo que este tipo de profesional estaría encantado de explicar la obra de una artista.

Y sin embargo, la afirmación del autor de que toda reflexión completa sobre el arte pretende situarlo en el contexto de esas otras expresiones de la iniciativa humana, y en el modelo de experiencia que éstas sostienen colectivamente, parece una utopía al enfrentarnos a un panorama artístico muchas veces hermético, opaco y autoreferencial.

La promulgada autonomía del arte surgida al amparo de la modernidad nos ha hecho creer que el arte no debe mezclarse con la vida. Geertz viene a desmentir esta supuesta separación para defender que el estudio de una obra de arte significa la exploración de una sensibilidad, siendo ésta esencialmente una formación colectiva cuyos fundamentos son tan amplios y profundos como la existencia social.

Para concluir nos propone aprender a explorar esta sensibilidad entendiendo los signos como modos de pensamiento, con un nuevo diagnóstico que determine el significado de las cosas en razón de la vida que las rodea.


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